El Poder Del Ahora
¿Estás estresado?
¿Estás tan agitado tratando de llegar al futuro que el presente queda reducido a un medio para alcanzarlo? Lo que causa tensión es estar «aquí» queriendo estar «allí», o estar en el presente queriendo estar en el futuro. Es una disyuntiva que te desgarra por dentro.
¿Te absorbe mucha atención el pasado? ¿Sueles hablar de él y pensar en él positiva o negativamente? ¿Piensas en los grandes logros que has alcanzado, en tus aventuras y experiencias, o en tu historial de víctima y en las cosas horribles que te sucedieron? ¿O quizá piensas en lo que tú hiciste a otra persona?
¿Qué crean tus pensamientos: culpa, orgullo, resentimiento, ira, lamentos, autocompasión...? Entonces, además de reforzar un falso sentido de identidad, estás ayudando a acelerar el proceso de envejecimiento de tu cuerpo produciendo una acumulación de pasado en tu psique. Verifícalo por ti mismo observando a las personas cercanas que tengan una fuerte tendencia a aferrarse al pasado.
Haz morir el pasado a cada momento.
No lo necesitas.
Refiérete a él sólo cuando sea absolutamente relevante para el presente. Siente el poder de este momento y la plenitud del Ser. Siente tu presencia.
¿Estás preocupado? ¿Sueles pensar mucho en «lo que pasaría si...»? Entonces estás identificado con tu mente, que se proyecta en una imaginaria situación futura y genera miedo. No hay modo de poder afrontar esa situación, porque no existe. Es un fantasma mental.
Sin embargo, puedes parar esa locura que corroe la salud y la vida volviendo a tomar conciencia del momento presente.
Siente tu respiración.
Siente el aire que fluye dentro y fuera de tu cuerpo. Siente tu campo de energía interna. Lo único que tienes que afrontar, con lo que tienes que lidiar en la vida real —en oposición a las proyecciones mentales imaginarias—, es este momento.
Pregúntate qué «problema» tienes ahora mismo, no el año próximo, mañana o dentro de cinco minutos. ¿Qué está mal en este momento?
Siempre puedes lidiar con el ahora, pero nunca podrás lidiar con el futuro, y tampoco tienes que hacerlo. La respuesta, la fuerza, la acción justa o el recurso estarán allí cuando los necesites, no antes ni después.
¿Estás acostumbrado a «esperar»? ¿Pasas buena parte de tu vida esperando? Para mí, «esperar a pequeña escala» es esperar en la cola de correos, en un atasco de tráfico, en el aeropuerto, esperar a que llegue alguien o hasta acabar un trabajo. «Esperar a gran escala» es esperar a las próximas vacaciones, a tener un trabajo mejor, a que crezcan los niños, a establecer una relación significativa, a triunfar, a hacer dinero, a ser importante, a iluminarte. Es bastante común que la gente se pase toda la vida esperando para empezar a vivir.
La espera es un estado mental.
Significa básicamente que quieres el futuro y no quieres el presente.
No quieres lo que tienes y quieres lo que no tienes. Cuando esperas estás creando un conflicto inconsciente entre tu aquí y ahora —el lugar donde no quieres estar— y el futuro proyectado —el lugar donde quieres estar—. Esto reduce mucho tu calidad de vida, obligándote a perder el presente.
Por ejemplo, mucha gente espera que le llegue la prosperidad, pero ésta no puede llegar en el futuro. Cuando honras, reconoces y aceptas plenamente tu realidad presente —dónde estás, quién eres y lo que estás haciendo ahora mismo—; cuando aceptas plenamente aquello de lo que dispones, entonces agradeces lo que tienes, agradeces lo que es, agradeces Ser. La verdadera prosperidad es sentirse agradecido por el momento presente y por la plenitud de la vida ahora mismo. No puede llegar en el futuro. Más adelante, con el tiempo, esa prosperidad se manifestará de diversas formas.
Si estás insatisfecho con lo que tienes, o incluso frustrado o enfadado por tus carencias actuales, eso puede motivarte a hacerte rico; pero, aunque acumules millones, seguirás sintiendo la carencia interna, y en el fondo continuarás estando insatisfecho. Puede que hayas tenido muchas experiencias interesantes de las que pueden comprarse con dinero, pero las experiencias van y vienen, y siempre te dejarán con una sensación de vacío, necesitado de nuevas gratificaciones físicas o psicológicas. No habitarás en el Ser, sintiendo la plenitud de la vida ahora, que es la única prosperidad verdadera.
Renuncia a la espera como un estado mental.
Cuando te sorprendas cayendo en el estado de espera... sal de inmediato. Ven al momento presente. Simplemente sé y disfruta siendo. Si estás presente no tienes ninguna necesidad de esperar.
Así, la próxima vez que alguien te diga: «Siento haberte hecho esperar», puedes responder: «No te preocupes. No estaba esperando. Simplemente estaba aquí, disfrutando, contento de estar conmigo mismo.»
Éstas son algunas de las estrategias mentales para negar el momento presente que forman parte de nuestra inconsciencia ordinaria. Resulta fácil pasarlas por alto porque son parte de la vida cotidiana: el ruido de fondo del descontento perpetuo. Pero cuanto más te dediques a hacer un seguimiento de tu estado interno emocional y mental, antes sabrás que te has dejado atrapar en el pasado o en el futuro, es decir, en la inconsciencia, y más rápido despertarás del sueño del tiempo al presente.
Pero ten cuidado: el falso yo infeliz, basado en la identificación con la mente, vive en el tiempo. Él sabe perfectamente que el momento presente supone su muerte y se siente amenazado. Hará todo lo que pueda por sacarte del ahora. Intentará mantenerte atrapado en el tiempo.
En cierto sentido, el estado de presencia puede ser comparado a una espera. Se trata de un tipo de espera completamente distinto que requiere que estés plenamente alerta. Algo podría ocurrir en cualquier momento, y si no estás absolutamente alerta, absolutamente en calma, te lo vas a perder.
En ese estado, toda tu atención está en el ahora. No te queda nada de atención para soñar despierto, pensar, recordar, anticipar. En esa espera no hay tensión ni miedo; sólo una presencia alerta. Estás presente con todo tu Ser, con cada célula de tu cuerpo. En ese estado, el «tú» que tiene un pasado y un futuro, al que solemos dar el nombre de personalidad, apenas está presente. Sin embargo, no se pierde nada de valor. En esencia, sigues siendo tú mismo. De hecho, eres más plenamente tú mismo que nunca o, más bien, sólo ahora eres verdaderamente tú mismo.
El Pasado no Puede Sobrevivir en tu Presencia.
Los desafíos del presente sacarán a la luz lo que necesites saber de tu pasado inconsciente. Si te sumerges en el pasado, se convertirá en un pozo sin fondo: siempre hay más. Puede que pienses que necesitas más tiempo para entender el pasado o para liberarte de él; en otras palabras, puede que pienses que el futuro acabará liberándote del pasado. Pero eso es una ilusión. Sólo el presente puede liberarte del pasado. Ahondar en el tiempo no puede liberarte del tiempo.
Accede al poder del ahora: esa es la clave. El poder del ahora no es más que el poder de tu presencia, tu conciencia liberada de las formas del pensamiento. Así que afronta el pasado desde el presente. Cuanta más atención concedes al pasado, más lo energetizas, y más probable es que te construyas una «identidad» con él. Entiéndeme bien: la atención es esencial, pero no al pasado como pasado. Presta atención al presente; presta atención a tu comportamiento, a tus reacciones, estados de ánimo, pensamientos, emociones, miedos y deseos, tal como surgen en el presente. Ellos son el pasado en ti. Si puedes estar suficientemente presente como para observarlos, sin criticarlos ni analizarlos, sin juicio alguno, entonces estás afrontando el pasado y disolviéndolo con el poder de tu presencia.
No puedes encontrarte volviendo al pasado. Te encuentras viniendo al presente.
Eckhart Tolle
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