El Poder De Las Palabras.



La mayoría de nosotros damos por sentado las palabras. Las usamos, la mayor parte del tiempo, sin prestarles demasiada atención sólo como un medio para comunicarnos. Aprendemos el lenguaje muy temprano y éste rápidamente se convierte en algo parecido a la respiración. Es una gran herramienta para estar seguros y es una de las principales diferencias entre los seres humanos y otras especies.

Las palabras, sin embargo, tienen mucho más impacto en nuestras vidas del que la mayoría de nosotros tendemos a reconocer. En mi estudio de la lingüística me di cuenta de mucho más. Si bien es cierto que las palabras, en su forma más elemental, son simplemente una serie de sonidos fonéticos representados en forma escrita por medio de símbolos, también tienen un significado y connotación y es aquí donde reside el poder. Es debido a esto que las palabras pueden ser y son de naturaleza causal. En otras palabras, palabras causan cosas. Cosas como sentimientos, emociones, acciones, reacciones, eventos y mucho más. Y, sin embargo, dado este poder de las palabras, a menudo se utilizan con poca consideración.

Me gustaría examinar brevemente lo diferente que puede ser cuando empezamos a utilizar palabras más conscientemente. Para hacer eso, tenemos que echar un vistazo a algunos de los efectos, tanto intrínsecos como extrínsecos, que las palabras son capaces de producir. Cuando se dirigen hacia fuera, hacia los demás, el impacto de las palabras es una de las fuerzas más poderosas de la tierra. El significado puede ser algo tan benigno (y útil) como: "Por favor, pásame la sal", o un significado de mayor impacto positivo. 

Por ejemplo:

"Te amo." 
"Te aprecio." 
"Felicidades, ¡usted acaba de ganar la lotería!"

O el terrible impacto negativo de palabras como:

"Te odio." 
"Me enfermas." 
"Voy a matarte." 
"Estás equivocado y yo tengo la razón."

Las palabras han sido responsables de algunos de los más grandes mensajes jamás transmitidos, así como algunos de los más destructivos. Contrastemos las palabras utilizadas por Jesús y Hitler. En ambos casos las palabras se utilizaron para producir grandes resultados pero estos resultados fueron muy diferentes.

El impacto de las palabras que elegimos no es sólo externo. Las palabras que elegimos para comunicarnos con nosotros mismos internamente son igual de poderosas. Cuando utilizamos palabras negativas como:

"Yo no merezco esto." 
"No soy lo bastante bueno, alto, sobresaliente, inteligente." 
"Soy tan estúpido."

nos colocamos en los estados emocionales negativos y la Ley de Atracción, a su vez, comienza a atraer las cosas necesarias para hacer esas afirmaciones verdaderas. Nuestra energía está vibrando en una frecuencia negativa atrayendo así cosas que están en el mismo tenor o frecuencia similar. Es la física de las partículas simples.

Por el contrario, cuando usamos palabras como:

"La vida es hermosa." 
"Hoy será un gran día." 
"Yo soy digno."

nos posicionamos en estados de ánimo positivos con nuestra energía de tal manera que atraemos eso mismo. El universo es un gran espejo que simplemente nos devuelve lo que emitimos. Piensa en los días en los que parecía que todo lo que podía salir mal salió mal. Y días en los que todo lo que hiciste salió bien. ¿Cuál fue la diferencia? Tus pensamientos: las palabras que estabas usando para comunicarte contigo mismo. Si te examinas de cerca, encontrarás, sin excepción, que éste era el caso.

Durante mucho tiempo se ha entendido por lingüistas y psicólogos que las palabras tienen un impacto dramático en el sistema nervioso, tanto en el que habla como en el que escucha. Si esas palabras son parte de nuestro diálogo interno o pronunciadas en voz alta, el efecto permanece. Las palabras tienen un efecto sobre el ritmo cardíaco, la presión sanguínea, y como se ha demostrado en los famosos experimentos con agua realizados por el Dr. Masaru Emoto, incluso en las células y moléculas de nuestros cuerpos. En estos experimentos, las palabras fueron grabadas en el exterior de los contenedores de agua. Palabras como: "Gracias" y "Te amo". El agua se congeló y produjeron cristales espectaculares, presentando hermosos patrones coherentes. Por el contrario, cuando el agua se expuso a palabras negativas como "te odio" y "me enfermas", las moléculas de agua congelada mostraron patrones incoherentes que eran todo menos bonitos y geométricos. Teniendo en cuenta que nuestros cuerpos están compuestos de más del 70% de agua, imagina el impacto que las palabras tienen en nuestra fisiología.
( Para ver el documental o leer el libro sobre este estudio  Haz click aqui )
Así que a medida que avanzas a través de cada día, sé siempre consciente de las palabras que utilizas, tanto interna como externamente. Puedes elegir palabras que apoyen y alienten o palabras que denigren y lastimen. La elección es siempre tuya y elegir sabiamente hará toda la diferencia.



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