15 Minutos Para Cambiar Tu Vida


Abraham Hicks

Cualquier pensamiento en el que te centras de forma persistente constituye una «creencia». Muchas de tus creencias te son muy útiles: los pensamientos que armonizan con el conocimiento de tu Fuente y los pensamientos que coinciden con tus deseos… Pero algunas de tus creencias no te son útiles: los pensamientos sobre tu falta de méritos personales o tu indignidad son claros ejemplos. 

Ahora bien, si comprendes las leyes del Universo y te esfuerzas en elegir deliberadamente tus pensamientos, al cabo del tiempo podrás sustituir las creencias que te perjudican por creencias que te den vida; existe un proceso que te proporcionará un beneficio inmediato al modificar tus creencias en un plazo de tiempo mucho menor. Este proceso se denomina
 «Meditación». 

Nosotros solemos decir a nuestros amigos físicos, en tono de broma, que enseñamos este ejercicio de «Meditación» porque a la mayoría de vosotros os resulta más fácil eliminar todo pensamiento de vuestras mentes, que concentraros en pensamientos puros y positivos. Pues cuando aplacáis vuestra mente no ofrecéis ningún pensamiento y, al no ofrecer ningún pensamiento, no ofrecéis ninguna resistencia, y cuando no activáis ninguna resistencia, la vibración de vuestro Ser se eleva y es rápida y pura. 

Imagina un corcho que flota en el agua. (Esto representa el lugar en el que se produce la vibración elevada, rápida y pura que te es natural.) Ahora imagina que mantienes el corcho sumergido en el agua. (Esto equivale a resistencia.) Por último imagina que sueltas el corcho y éste asciende de nuevo a la superficie del agua. Al igual que el corcho, que flota de manera natural en la superficie del agua, es normal que experimentes una vibración elevada, rápida y pura, desprovista de toda resistencia. Y, al igual que el corcho, si no haces nada que te mantenga debajo del agua, ascenderás de nuevo a la superficie, donde te corresponde estar. 

Dicho de otro modo, no tienes que esforzarte en alcanzar la elevada vibración que te es natural, precisamente porque te es natural. Pero tienes que dejar de centrarte en pensamientos que hagan que disminuya tu vibración. Es preciso que dejes de prestar atención a las cosas que no permiten que tu corcho flote o que vibres en armonía con quien eres. Si no te centras en cosas indeseadas que se oponen a tu deseo puro, no activarás una vibración de resistencia y experimentarás tu estado natural de prosperidad y Bienestar. 

Una decisión propicia la vibración de un deseo, y el punto de decisión se produce cuando el deseo es lo suficientemente intenso. La única disciplina que deseamos que ejercites es tomar la decisión de que nada es más importante que el hecho de que te sientas bien, y que buscarás pensamientos que hagan que te sientas mejor. La única disciplina que debes practicar es esforzarte en que tu corcho flote de manera natural en el agua. 

Cabe decir que el proceso de «Meditación» constituye un atajo para cambiar tus creencias, pues en ausencia de pensamiento no hay resistencia en ti y tu corcho, por así decirlo, flota de manera natural en la superficie. 

Para practicar el proceso de «Meditación» siéntate en un lugar tranquilo donde nadie te interrumpa. Ponte ropa cómoda. No importa que te sientes en una silla o en el suelo o que te tiendas en la cama (a menos que suelas quedarte dormido cuando lo haces). Lo importante es que tu cuerpo esté relajado. Ahora cierra los ojos, relájate y respira. Inspira lentamente y recréate en el acto de expeler el aire (en este ejercicio tu comodidad personal es muy importante). Cuando tu mente comience a divagar, libérate suavemente de cualquier pensamiento o al menos no lo fomentes dándole vueltas, y concéntrate en tu respiración. 

Tiendes, por naturaleza, a centrarte en tus pensamientos, por lo que al comienzo de practicar la «Meditación» no te parecerá natural, y tu mente se pondrá a divagar con el fin de centrarse en las cosas que habías pensado anteriormente. Cuando eso ocurra, relájate, respira de nuevo y trata de liberar ese pensamiento. Te resultará más sencillo sosegar tu mente si eliges pequeños pensamientos que no tengan el potencial de expandirse y convertirse en pensamientos interesantes. Puedes concentrarte en tu respiración; cuenta mentalmente las veces que inspiras y expeles el aire. Puedes escuchar el goteo de un grifo… Al elegir un pensamiento suave y amable, dejarás atrás todos los pensamientos de resistencia y tu vibración se elevará de forma natural, como el corcho de nuestra analogía. Este proceso no requiere que pienses en tus deseos, sino que tu mente se sosiegue. Cuando lo consigas, toda resistencia se disipará y tu estado de vibración se elevará a su estado natural y puro. Cuando tu mente se sosiegue, es posible que sientas una sensación de desapego físico. Por ejemplo, quizá no sientas ninguna diferencia real entre el dedo gordo del pie y la nariz. En ocasiones sentirás una sensación de hormigueo debajo de la piel. Y con frecuencia, cuando te hayas liberado de tu resistencia y te eleves en tus vibraciones altas, puras y naturales, sentirás un movimiento involuntario de tu cuerpo. 

Quizá tu cuerpo se balancee ligeramente de un lado a otro, o hacia delante y hacia atrás, o tu cabeza oscile de un lado a otro. O quizás experimentes la sensación de movimiento o un bostezo. Pero cualquiera de esas sensaciones o movimientos indican que has alcanzado un estado de «meditación». Tu punto de atracción habrá cambiado y habrás alcanzado tu estado de «permitir». Las cosas que has pedido —que te han sido concedidas— flotan ahora suavemente hacia tu experiencia. 

Cuando salgas de tu estado de meditación, el estado de «permitir» persistirá hasta que te concentres en algo que modifique tu frecuencia vibratoria. Pero cuando hayas practicado este ejercicio varias veces, esas frecuencias altas te resultarán tan familiares que podrás reclamarlas cada vez que lo desees. Con el tiempo, si practicas la meditación regularmente, percibirás enseguida la sensación que te producen esas frecuencias altas en tu cuerpo. Dicho de otro modo, cuando te concentres en algo que haga que tu vibración descienda, te percatarás enseguida, antes de que el descenso sea significativo, y podrás cambiar con facilidad tu pensamiento resistente para mantener tu equilibrio. 

Muchos maestros, entre los cuales nos contamos, enseñan a meditar porque es un excelente proceso para elevar la vibración. Una «Meditación» eficaz consiste en alejarte de tu conciencia física, que causa una resistencia en tu vibración, pues cuando desvías tu atención de lo que hace que tu vibración sea baja, tu vibración se eleva de forma natural. Es como si perdieras el conocimiento, pero manteniéndote despierto. Cuando duermes, también pierdes el conocimiento, pero cuando estas adormilado no eres consciente de hallarte en esa vibración más alta. Cuando estás despierto y en estado de meditación, reconoces conscientemente lo que se siente al hallarse en esa vibración más alta. 

Con el tiempo, adquirirás una sensibilidad especial con respecto a tu vibración, de forma que enseguida sabrás si te estás concentrando en algo que provoca una resistencia en tí. A veces la gente nos pregunta: «Abraham, ¿es normal que mi vida sufra una fuerte sacudida cuando comienzo a practicar el proceso de “Meditación”?» Nosotros respondemos afirmativamente, porque alcanzas una sensibilidad superior y los antiguos esquemas que provocaban en ti una vibración baja te resultan ahora incómodos. 

Otro ejemplo del ejercicio de «Meditación» Si nosotros estuviéramos en tus zapatos físicos, utilizaríamos este proceso cada día, durante 10 o 15 minutos, no mucho más. Nos sentaríamos en un lugar tranquilo y agradable, solos, donde nadie nos interrumpiera, quizá debajo de un árbol, en nuestro coche, en el baño o en el garaje… Procuraríamos desactivar nuestros sentidos físicos. Dicho de otro modo, correríamos las cortinas si la luz fuera demasiado intensa, cerraríamos los ojos, elegiríamos un lugar silencioso. Nos concentraríamos en el hecho de inspirar aire y de expelerlo. Nos concentraríamos en respirar de forma lenta y pausada. Inspiraríamos el aire, y cuando sintiéramos que nuestros pulmones estaban llenos, inspiraríamos suavemente otra pequeña bocanada. Luego, tras haber alcanzado la plena expansión de nuestros pulmones, nos recrearíamos durante un prolongado y delicioso momento en expeler el aire. 

Nuestra única intención en esos instantes sería gozar de ese momento y ser conscientes de nuestra respiración sin hacer más que respirar; nada de preparar el desayuno, de peinarnos, de preguntarnos qué estará haciendo otra persona, de pensar en ayer, de preocuparnos sobre mañana ni centrarnos en otra cosa salvo en inspirar y expeler el aire.  

Te sumirás en el estado de «permitir» en el que, durante unos momentos, dejarás de controlarlo todo, dejarás de tomar la iniciativa. En esos momentos dirás a tu Fuente de Energía, a tu Ser Interior, a tu DIOS (o como quieras llamarlo): «Aquí me tienes, en un estado de “permitir”. Permito que mi Fuente de Energía fluya puramente a través de mí». Quince minutos de ese esfuerzo te cambiará la vida porque permitirá que tu Energía natural fluya a través de tí.  En esos momentos te sentirás mejor, y cuando salgas del estado de meditación te sentirás pletórico de energía. 

¿Es posible que 15 minutos cambien mi vida? 


Uno de los grandes beneficios que observarás de inmediato es que las cosas que has deseado empezarán a manifestarse. ¿Cómo es posible? «Pero, Abraham —dirás—, no me he sentado a meditar para marcarme unas metas. Ni me he sentado a meditar para clarificar lo que deseaba. No le he expresado al Universo lo que deseaba. ¿Cómo es posible que el hecho de haber meditado durante 15 minutos lo haya propiciado?» «Porque has formulado tus peticiones y durante el rato que has dedicado a practicar la “Meditación” tu resistencia, que impedía que estas cosas se manifestaran en tu experiencia, ha cesado. Al practicar la meditación has permitido que tus deseos fluyan hacia tu experiencia.» No puedes formar parte de este medio físico sin que se generen constantemente en tí deseos. A medida que se forman en ti esos deseos, el Universo responde a ellos. 

Y ahora, debido a que durante 15 minutos te has sumido en el estado de «permitir», independientemente de si acariciabas a tu gato, practicabas tu respiración, escuchabas el rumor de una cascada o una música envolvente, o experimentabas «Un torrente de apreciación», has establecido una vibración que ya no provoca una resistencia a las cosas que has pedido.  

«Durante cincuenta años he sido muy negativo, Abraham, ¿significa eso que me llevará otros cincuenta años cambiar?» No, basta con quince minutos. «¿En quince minutos podré neutralizar toda la resistencia que he adquirido?» En quince minutos alcanzarás el estado de «permitir», no tendrás que neutralizar nada. «¿Y si he adquirido unos hábitos negativos muy marcados? ¿Podré modificarlos en quince minutos?» Probablemente no. Pero la próxima vez que te centres en uno de esos pensamientos negativos te percatarás enseguida. Tu Guía Emocional estará tan estimulada que te darás cuenta —probablemente por primera vez en tu vida— de lo que haces con tu Energía No Física. 

Esto es muy importante, porque todo lo que te ocurre a ti y a todas las personas que conoces, ocurre debido a la Energía que invocas y que permites que fluya o no a través de ti. Todo se basa en esta relación con la Energía. Todas las personas que conoces, las cuales viven todas las experiencias que conoces, las viven debido al deseo, fruto de la concentración de su pensamiento, que su vida les ha aportado y al estado de «permitir» o de resistencia en que se encuentran en un momento dado. 

Abraham Hicks



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Te deseo mucha suerte y nos vemos en el proximo post!


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